El premiado proyecto de puesta en valor de Siyâsa permite realizar visitas nocturnas al yacimiento ciezano con impresionantes vistas panorámicas
El pasado miércoles, el estudio Angosto e Ibáñez Arquitectos, de Cieza, liderado por Fulgencio Angosto y Miguel Ibáñez, obtuvo el premio de votación popular en la categoría Plus Concept de Arquitectura y Preservación, en la IX edición de los premios Architizer, por su trabajo de musealización y acondicionamiento del yacimiento islámico de Siyâsa. Una obra por la que se pone en valor este despoblado árabe. La principal acción del proyecto, cuyas obras finalizaron en 2020, fue la instalación de una cubierta protectora. Estas obras, han permitido realizar visitas nocturnas a Medina Siyâsa desde el pasado agosto. El guía José Antonio Gázquez, responsable de Stipa servicios turísticos, es el encargado de mostrar a los visitantes este enclave. Actualmente, las visitas se pueden realizar de jueves a domingo (3 euros por persona y menores de 14 años, gratis). La actividad comienza poco antes de la puesta de sol, a las 21 horas, y dura al rededor de 75 minutos.
«Comenzar al atardecer nos permite observar el yacimiento en sí, ya que el terreno excavado es solo el 4%, un porcentaje muy pequeño de toda la ciudad», indica el guía, que añade, «se explica toda la ciudad antigua, que se ve perfectamente, así como la muralla y la alcazaba y se observa una panorámica espectacular del Valle de Ricote». Cuando el sol se esconde, los visitantes se adentran en el sistema urbano del mundo islámico. «El mérito de Siyâsa es que es el yacimiento mejor conservado de toda la Península Ibérica y el que mejor ha permitido estudiar el urbanismo de los siglos XI, XII y XIII y la arquitectura doméstica, pues se han encontrado 19 casas en buen estado de conservación», explica el experto, que destaca que la obra de cubrición del yacimiento «permite ampliar la visita y entrar a lugares a los que antes no podíamos llegar, como las casas nº 9, nº 6 y nº 5, o bajar a la parte inferior del barrio para ver cómo era el sistema de aterrazamiento de la ciudad». Al estar situada en una ladera, en la ciudad se construyeron terrazas artificiales con escalones para salvar el desnivel. «Se pueden apreciar hasta las líneas de lo que sería el tejado de las casas, además de disfrutar de una perspectiva impresionante».
Desde abajo se visualiza el alzado de las paredes, de 2,5 o 3 m de altura, «muy bien conservado ya que nadie construyó encima». Aunque sí hubo un asentamiento de soldados cristianos durante algunos años, prueba de ello es el horno comunal que se conserva en la casa nº 19. El estado de la medina permite «ver claramente las dependecias y los sorprendentes salones, por lo que el visitante no tiene que realizar un gran esfuerzo de imaginación».
«Balcón espectacular» con vistas a Cieza
Una de las grandes joyas del yacimiento es la casa nº 6 y, concretamente, su salón de verano, donde se encuentra «un balcón espectacular que ofrece una visión nocturna de Cieza maravillosa». Algo que asombra especialmente a los visitantes, junto a los patios, desde donde «se pueden ver y explicar todas las dependencias de la vivienda: salones, cocinas, letrinas, aseos, alcobas o los dormitorios, que están musealizados y cuentan con cortinas y camas para hacernos una idea de cómo eran». De esta forma, el visitante «entra de lleno en el modo de vida islámico y conoce cómo era el día a día de estos habitantes» en un poblado en el que se cree que hubo al rededor de 800 edificaciones y 4.000 personas. Entre las casas se diferencian las de tipo complejo y las de tipo elemental cuyas dimensiones varían entre grandes, «con una media de 150 m2», y pequeñas, «con al rededor de 38 m2». Por ejemplo, la casa nº 5 presenta particularidades como la existencia de dos núcleos completamente diferenciados, con sendos patios pertenecientes a la misma vivienda y el contraste entre la gran extensión de la casa y su pobre y exigua decoración arquitectónica. Algo que destaca frente a otras viviendas, que cuidaban sus decoraciones en los arcos de sus puertas, ventanas o celosías. Su ajuar estaba formado por objetos de cerámica, aunque también serían habituales vasitos de vidrio, elementos de metal, hueso o madera.
Otro de los grandes atractivos de la visita, para la que es necesario reserva en el 658 641101 o la web visitamurcia.com, es el paso por las calles públicas, de trazado regular y ángulos rectos, y los callejones privados sin salida, azucaques. «En el mundo islámico, la intimidad era algo fundamental y una manera de preservarla era poder cerrar las calles», asegura José Antonio Gázquez. El guía, encantado con la mejora del yacimiento, «realizado por arquitectos que conocen bien la zona y han convertido Siyâsa en un espacio accesible y perfectamente iluminado» anima a los lectores a visitar uno de los grandes atractivos de Cieza y uno de los mejores exponentes de la cultura andalusí, que ahora estará protegido frente al paso del tiempo.